Quisiera presentarles a la fundadora de la Congregación de Jesús, Mary Ward. Ella es una mujer que se dejó desafiar por la realidad y por el fuego de Dios, que dejó arder en su corazón. Se me ocurre que hoy su persona puede ser desafiante para nosotros. Los invito a conocerla y a opinar.
A fines del otoño de 1609, cuando Mary Ward estaba en Londres, tuvo la experiencia de una revelación de Dios que ahora conocemos como la “Visión de la Gloria”. Esta experiencia le permitió dar un paso más en el discernimiento del camino que Dios tenía para ella. Poco tiempo después, a fines del año 1609 o principios de 1610, Mary viajó a St. Omer con sus primeras compañeras. Se había fundado la primera casa del Instituto.
“La Visión de la Gloria”, escribe Immolata Wetter, “marca el inicio de la misión de Mary, es decir, fundar el Instituto... ahora ella ya conocía que el único fin de su vida era ser la alabanza y gloria de Dios en todo”.
A fines del otoño de 1609, cuando Mary Ward estaba en Londres, tuvo la experiencia de una revelación de Dios que ahora conocemos como la “Visión de la Gloria”. Esta experiencia le permitió dar un paso más en el discernimiento del camino que Dios tenía para ella. Poco tiempo después, a fines del año 1609 o principios de 1610, Mary viajó a St. Omer con sus primeras compañeras. Se había fundado la primera casa del Instituto.
“La Visión de la Gloria”, escribe Immolata Wetter, “marca el inicio de la misión de Mary, es decir, fundar el Instituto... ahora ella ya conocía que el único fin de su vida era ser la alabanza y gloria de Dios en todo”.
Esta gracia "fundacional" se concedió personalmente a Mary Ward para mostrarle el fin de la obra que le iba a ser confiada. No era la voluntad de Dios para ella, “ser de la Orden de Santa Teresa” - no, “otra cosa diferente se había determinado” para ella, el fin de la cual debía ser la gloria de Dios’.
A Mary se le quedaron las palabras: ‘Gloria, gloria, gloria’ resonando en sus oídos. Fue una experiencia que nunca podría olvidar. Los obstáculos y la oposición amenazarían con destruir la obra que Dios le había encomendado. Sin embargo, por muy oscuro que apareciera el presente o el futuro, esa luz de la gloria de Dios nunca se apagó dentro de ella.
A Mary se le quedaron las palabras: ‘Gloria, gloria, gloria’ resonando en sus oídos. Fue una experiencia que nunca podría olvidar. Los obstáculos y la oposición amenazarían con destruir la obra que Dios le había encomendado. Sin embargo, por muy oscuro que apareciera el presente o el futuro, esa luz de la gloria de Dios nunca se apagó dentro de ella.
Para la Congregación de Jesús esto se traduce en un modo particular de proceder, en sintonía con la misión evangelizadora de la Iglesia: Nuestra manera de proceder es trazar la huellas de Dios en todas partes, sabiendo que el Espíritu de Cristo está más presente en el mundo. (Vaticano II Gaudium et Spes, 22; CG 35 2.8)
Propongo que a la luz de esta gracia y del testimonio de esta mujer, nos preguntemos ¿de qué manera nos desafía la realidad hoy?
Propongo que a la luz de esta gracia y del testimonio de esta mujer, nos preguntemos ¿de qué manera nos desafía la realidad hoy?
Para motivar el diálogo, algo para leer sobre las mujeres en el Evangelio, muy interesante, que me parece también aplicable a esta mujer de grandes horizontes que fue Mary Ward:
http://eclesalia.blogia.com/temas/biblia.php
Acá va un link a una página de un colegio nuestro en España que ofrece una viada de Mary Ward en imágenes:
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